Para darle fuerza a los dedos podrá utilizarse en los amortiguadores otro material inteligente denominado “fluidos magnetoreológicos”. Este material cambia su viscosidad aplicándole un campo magnético (los materiales magnetoreológicos responden al ser sometidos a un campo magnético modificando la viscosidad de los fluidos).
Por ejemplo, algunos vehículos modernos tienen en sus amortiguadores fluidos magnetoreológicos que en zona de baches se comportan como líquido y absorben el impacto. En zonas lisas el campo magnético aumenta su viscosidad haciendo más rígido el amortiguador para brindar mayor estabilidad al carro.
En el caso de la prótesis sensitiva al aplicar amortiguadores con fluidos magnetoreológicos permitirá variar la tensión en las articulaciones de los dedos.
Esta tecnología se lleva a cabo en el Departamento de Física de Materiales del Cimav donde existen importantes casos de éxito utilizando materiales inteligentes para desarrollar proyectos con la industria.
Con respecto al diseño del brazo robótico, Carlos Santillán utilizó información gratuita disponible en Internet conocida como sistema de código abierto (open source). Esta información sirvió de base para posteriormente realizar los ajustes necesarios para el desarrollo específico de la prótesis.
Para el diseño y construcción de este prototipo también participan Carlos Holguín, y Kevin Loya, estudiantes de mecatrónica, quienes realizaron prácticas profesionales en el Cimav.
La primera parte de la prótesis ya fue probada con éxito en una estudiante que presenta un padecimiento genético llamado focomelia. La joven Miriam Béjar S. ha utilizado prótesis metálicas pero dejó de emplearlas por ser “molestas y poco prácticas”, asegura.
El prototipo fue desarrollado pensando en utilizar la ciencia y la tecnología en beneficio de las personas y se plantea como una prótesis innovadora, económica y accesible.